domingo, 12 de junio de 2011

Mi Chochera: Alvarito


Hace como 19 años, los 4 integrantes de la family nos fuimos de vacaciones al Caribe.  Ya Mario César y Maria estaban grandes y por fin comenzábamos a disfrutar de nuestra independencia.  A los pocos días del regreso, luego de los exámenes del caso, confirmé mis sospechas: estaba embarazada de nuevo.  Espero que Alvaro, a quien adoro, no se moleste cuando lea esta parte, pero la verdad es que fue como un baldazo de agua fría..... interiormente dije "NOOOOOOOOOOO".  Y lo peor fue que Mario estaba en provincias cuando, por teléfono le anuncié: "Sabes una cosa??  Estoy embarazada".  Su respuesta fue peor que mi "NO".  Me dijo "No jodas!!!!"  Pero no nos quedó más que asimilar nuestra nueva situación.... casi 13 años después de tener a Maria íbamos a volver a ser padres.  Eso significaba pasar a no dormir otra vez, el llanto y el desorden de un bebé, salir nuevamente con miles de paquetitos con pañales, biberones, amas....... en fin.... todo un cambio a nuestras relajadas vidas.
Ninguno de los dos pudo presagiar en ese momento lo felices que nos iba a hacer ese pedacito de gente.  La naturaleza es sabia.., por eso es que los padres, no importa qué, adoramos a nuestros hijos.  Y en especial yo, comparando ese momento con los que me tocó vivir con mis dos hijos mayores, ya había madurado como mamá y como persona y la verdad que le puse el 100% de dedicación a ese pedacito de mi corazón.
Alvaro nos revolucionó las vidas a todos.  Cuando era bebé lo contemplábamos los cuatro como idiotas.... era como si tuviera dos papás y dos mamás!!!
Su personalidad me encanta y creo que también a sus amigos y familias.  Es gracioso y muy ocurrente y es fiel a sus convicciones, terco como él sólo, pero una vez que se le mete una idea en la cabeza, nadie se la cambia.  Por eso, se fija metas y no para hasta conseguirlas o hasta que sabe que ha hecho todo lo humanamente posible.  También por eso es una pulga en la oreja!!!  No para hasta no lograr su objetivo!!!
Varios años hemos sido compañeros inseparables.  Llegué al extremo de acordar en mis trabajos un horario hasta medio día, sin importar si eso significaba menos ingresos.  De donde estaba, a las dos de la tarde volaba a ver a Alvaro, al colegio, llevarlo a la academia de fútbol o a donde tuviera que ir.  Lo disfruté a él y a sus amigos inmensamente.  Mario y yo sentimos que nos ponían una inyección nueva de vida!!!
Es increible lo que uno aprende de estas personitas.  En el camino a sus sueños, Alvarito ha tenido altas y bajas, pero nunca se ha quejado y siempre ha seguido adelante.  A mí me ha dado una lección de vida.  No hay que dejarse abatir sino aprender de los errores y volver a levantarse....

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